Los primeros casos de gripe A(H1N1) se dieron en Estados Unidos, luego la enfermedad comenzó a propagarse por distintos lugares del mundo, por lo cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) la calificó de pandemia. A partir de esta situación, podríamos analizar una problemática instalada en nuestra sociedad hace tiempo, que tal vez no afecte a nuestra salud, pero sí se entromete con algo que se puede considerar mucho más importante, nuestra opinión, por consiguiente, nuestra libertad.
Antes de que se presentaran los primeros casos autóctonos en Argentina, los medios de comunicación masiva, ya habían instalado el tema como si fuese el único problema que tuviera la población. Esto genero temor en algunos integrantes de la sociedad, los cuales actuaron de diferentes maneras, desde usar barbijos hasta apedrear un colectivo.
Con la aparición de infectados, que contrajeron la enfermedad en el país, muchos medios brindaban tanta información sobre la gripe y como prevenirla, que terminaron desinformando a las personas. Cuando empezaron a presentarse muertes a causa de la enfermedad, se daban partes de cuantos muertos había al momento. Incluso en un canal se contabilizaba de forma continúa la cantidad de fallecidos.
De lo mencionado anteriormente puede desprenderse, la fuerte influencia que tienen los medios de comunicación masiva en la población. Tal vez, lo consigan gracias a la objetividad de la que se jactan, lo cual les permite convertirse en “dueños de la verdad”, consiguiendo que gran número de personas no duden ni discutan lo que ellos dicen o escriben. Cuando en sí, lo que comunican es sólo un punto de vista, muchas veces, sino siempre, influenciados por diferentes intereses. Es mas, a veces faltan a la verdad, como por ejemplo cuando “medios serios” difundían información argumentando una victoria en la guerra de Malvinas, cuando estaba ocurriendo lo contrario.
También se puede señalar que para ellos sólo somos números. Por ejemplo, para los canales de televisión, dejamos de ser personas para convertirnos en puntos de rating. Nos agrupan de la forma que a ellos se les antoja, determinando de que categoría somos, con el único fin de poder negociar cuanto van a cobrar por lo que nos van a vender. Y solo importamos si vivimos en Capital Federal o Gran Buenos Aires, si tenemos televisor y si tenemos teléfono fijo.
Quizás si cada uno se comportará de forma responsable, y respetuosa hacia el resto del grupo que somos como sociedad, sería mucho más fácil controlar tanto la gripe A(H1N1) como cualquier otra enfermedad. Pero lo más importante es que nos comportemos como creemos que lo debemos hacer y no como quieren otros. Nunca deberíamos dejar que piensen ni opinen por nosotros. Tendríamos que defender siempre nuestra libertad y nunca negociarla.
Antes de que se presentaran los primeros casos autóctonos en Argentina, los medios de comunicación masiva, ya habían instalado el tema como si fuese el único problema que tuviera la población. Esto genero temor en algunos integrantes de la sociedad, los cuales actuaron de diferentes maneras, desde usar barbijos hasta apedrear un colectivo.
Con la aparición de infectados, que contrajeron la enfermedad en el país, muchos medios brindaban tanta información sobre la gripe y como prevenirla, que terminaron desinformando a las personas. Cuando empezaron a presentarse muertes a causa de la enfermedad, se daban partes de cuantos muertos había al momento. Incluso en un canal se contabilizaba de forma continúa la cantidad de fallecidos.
De lo mencionado anteriormente puede desprenderse, la fuerte influencia que tienen los medios de comunicación masiva en la población. Tal vez, lo consigan gracias a la objetividad de la que se jactan, lo cual les permite convertirse en “dueños de la verdad”, consiguiendo que gran número de personas no duden ni discutan lo que ellos dicen o escriben. Cuando en sí, lo que comunican es sólo un punto de vista, muchas veces, sino siempre, influenciados por diferentes intereses. Es mas, a veces faltan a la verdad, como por ejemplo cuando “medios serios” difundían información argumentando una victoria en la guerra de Malvinas, cuando estaba ocurriendo lo contrario.
También se puede señalar que para ellos sólo somos números. Por ejemplo, para los canales de televisión, dejamos de ser personas para convertirnos en puntos de rating. Nos agrupan de la forma que a ellos se les antoja, determinando de que categoría somos, con el único fin de poder negociar cuanto van a cobrar por lo que nos van a vender. Y solo importamos si vivimos en Capital Federal o Gran Buenos Aires, si tenemos televisor y si tenemos teléfono fijo.
Quizás si cada uno se comportará de forma responsable, y respetuosa hacia el resto del grupo que somos como sociedad, sería mucho más fácil controlar tanto la gripe A(H1N1) como cualquier otra enfermedad. Pero lo más importante es que nos comportemos como creemos que lo debemos hacer y no como quieren otros. Nunca deberíamos dejar que piensen ni opinen por nosotros. Tendríamos que defender siempre nuestra libertad y nunca negociarla.
Juan Nazareno Ferreyra